domingo, 6 de mayo de 2012

Sobre los circunloquios de Idhún.




Hoy no me apetece ser condescendiente.
He venido con la intención de ser la típica crítica snob y despiadada, utilizando otro libro de fantasía épica en las antípodas del comentado en la actualización anterior.
"Memorias de Idhún", de Laura Gallego.
Aunque he tenido el placer de ver a la escritora en persona en 3 ocasiones (2 en firmas de libros, una casualmente por la calle) y me parece una persona agradable y sensible, no puedo decir lo mismo de sus libros.
Quizá los leyera pasada la edad recomendada, pues a los 24 años no es demasiado aconsejable hacerte con esta novela a medio camino entre lo fantástico y lo pasteloso, al más puro estilo Crepúsculo (bueno... vale... No tanto. No he caído en la desgracia de desperdiciar mi tiempo leyendo esa saga pseudo-vampírica, pero personas cercanas a mi han confesado que el romance que describe la Gallego en la trilogía se queda a años luz de la redundancia y hastío que produce la saga de la Meyers).
Nada tiene que ver con otro tipo diferente de novela juvenil, Harry Potter, que a pesar de su evidentemente trama no-adulta, es una obra maestra para todos los públicos, tanto por la historia más que currada como por el desarrollo de la personalidad de los personajes que aún ahora, a mis 25 años, sigue fascinándome (además de poseer psicologías diferentes, se aprecia un claro desarrollo desde el primer al séptimo libro), pues es poco común en novelas dedicadas a lectores de entre 12 y 18 años, aprox.
Volviendo a los mundos de Idhún, el tercer libro titulado "Panteón" es sin duda el mejor de los tres, pero aún así, sigue siendo tremendamente repetitivo. (pequeño SPOILER hasta el final del párrafo) ¡Acabé de lo desdichada que se sentía Victoria por estar enamorada de dos hombres a la vez hasta la coronilla! Al igual que me pasó con Ayla en el primer tomo de "El Clan del Oso Cavernario"... tema que tocaré en alguna otra actualización.
Así pues, extrayendo toda la paja, la trilogía se podría haber comprimido perfectamente en un solo tomo.
No me malinterpretéis: incluso una novela como esta conlleva un gran trabajo. Como aficionada a la escritura que pretende algún día terminar alguna de sus novelas (que gusten a los demás, incluso a mi más inmediato entorno, o publicarlas, será ya otro cantar) se que construir una trama, por simple que sea, desarrollar personajes y hacer que todo cuadre medianamente, es muy laborioso y bastante difícil si no se pretende caer en socorridas pautas de eventos literarios, leídas hasta la saciedad en multitud de novelas. Aprecio, pues, su trabajo como escritora, y más teniendo la impresión de que pone el alma en ello.
Pero si sois partidarios de novelas en las que no se le den grandes vueltas a sucesos que ya han quedado claros con un solo párrafo, de las novelas, en definitiva, "low fat", altas en fibra (como dice Sabater), mi recomendación es que no la empecéis, pues llegaréis a un punto de conflicto interior en el que una parte de vosotros deseará conocer el final de la historia, mientras la otra os torturará por haber perdido tantas horas de vuestro tiempo leyendo lo mismo una y otra vez.
Sin malos rollos, Laura, me despido.

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